
Violencia contra la mujer en el hogar
El fenómeno de la violencia contra la mujer en el hogar, tiene serias repercusiones en los individuos, en las familias, en la sociedad e incluso en el propio estado; pero para entender este fenómeno es fundamental tratar primero el tema de lo grupos vulnerables.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos “se entiende por grupos vulnerables a todos aquellos que, ya sea por su edad, raza, sexo, condición económica, características físicas, circunstancia cultural o política, se encuentran en mayor riesgo de que sus derechos sean violentados”.
Sandra Marshal Stirling identifica 5 tipos de vulnerabilidad: por idiosincrasia, natural, por recursos, social o cultural. En el caso específico de la clasificación por condición social, se refiere a aquellas personas o grupos que suelen ser afectados por prejuicios y prácticas discriminatorias en razón de los estereotipos, roles y prácticas socioculturales establecidas en una determinada comunidad.
La violencia contra la mujer en el hogar, proviene de este tipo de vulnerabilidad, ya que posee un mayor riesgo a ser violentada en sus derechos fundamentales, en su integridad sexual, psicológica y física, basándose únicamente en el hecho de ser mujer (“el sexo débil”).
En Veracruz, el 35.1% de las mujeres mayores de 15 años, unidas o casadas, declaran haber sido víctimas de al menos un incidente de violencia, ya sea emocional, económica, física y(o) sexual. Una clase de violencia que se desencadena por un estereotipo asociado a la mujer es el del quehacer del hogar; 28.3% admiten que sus parejas se enojaron por no gustarles la comida que prepararon, lo cual es un ejemplo de una falsa idea, en la cual el hombre provee y la mujer se dedica a labores del hogar.
En México, según datos de encuestas especializadas, el porcentaje de violencia contra la mujer en el hogar se incrementó durante la pandemia. Este era ya un problema delicado antes del COVID; sin embargo en los primeros meses de la pandemia y ante la indicación por parte de las autoridades de salud a no salir de casa, muchas mujeres vivieron un tormento al estar prácticamente encerradas con sus abusadores.
Pero esta situación obviamente se dio en prácticamente todo el
Mundo y como una respuesta a esto, la ONU Mujeres convocó al Foro Generación Igualdad 2021 junto con los gobiernos de México y Francia, y la participación de representantes de colectivas de la sociedad civil.
Este Foro tuvo lugar en la Ciudad de México del 29 al 31 de marzo del año pasado y fue prácticamente un encuentro mundial a favor de la igualdad de género y reunió a 250 ponentes y activistas por los derechos de las mujeres y líderes juveniles de 85 países. Como resultado de este evento, el secretario general de la ONU, António Guterres, lanzó una declaración que sacudió muchas consciencias: “Las sacudidas sísmicas de la pandemia de Covid-19 han destrozado la vida de millones de mujeres y niñas”.
La triste realidad es que la cuarentena forzosa que duró más tiempo del que todos esperábamos, acabó agravando y aumentando los casos de violencia de género, situación que ya se identificaba como un grave problema social antes de la pandemia.
La realidad que tenemos frente a nosotros nos indica claramente que la violencia contra las mujeres también es una pandemia y esta se ha venido reforzando en los últimos meses y contrario al Covid, no se le ve el inicio de un final, sino todo lo contrario.
Para poder trabajar y erradicar la condición de vulnerabilidad de las mujeres, se requiere de acciones y programas orientados a la prevención, debiendo atender los factores de causa en sus diferentes niveles, empezando por ellas mismas.
En la Fundación del Conde, específicamente en la operación diaria del programa “Mírate y sé Feliz”, algunas de las historias con las que trabajamos para encontrar una mejor versión de nuestras pacientes, en todos los sentidos, involucran algunas situaciones de violencia en el hogar (sobre todo en el pasado), que como ya leímos líneas arriba puede tener diferentes clasificaciones y por lo tanto manifestaciones. En estos casos se maneja de manera integral la situación, comenzando con un abordaje y acompañamiento psicológico que permite más a fondo entender qué es lo que pasó, cómo afectó esta situación, de qué manera se refleja en la vida presente de la paciente y sobre todo en la auto concepción que la paciente tiene de sí misma. Es importante que cada quien descubra su belleza interior y de esta manera esa luz interna pueda reflejarse en el exterior, de lo contrario ningún tratamiento o procedimiento quirúrgico será suficiente.
Pero lo más importante de todo es que debemos de contribuir desde la sociedad misma, para lograr una real igualdad de género. Ninguna situación de violencia en contra de la mujer es normal ni tolerable, sea del tipo que sea.