Cómo acercarnos adecuadamente a nuestros hijos, sin alejarnos de nosotras mismas

Nuestros hijos son una de las bendiciones más hermosas que nos da la vida; el verlos crecer, dar sus primeros pasos, decir sus primeras palabras, son experiencias extraordinarias en la vida de toda madre.

No obstante, ser madre presenta dificultades a la hora de educarlos, ya que ellos desde pequeños necesitan de acompañamiento y es a los padres a quienes les corresponde educarlos y darles seguridad, con el fin de que estén preparados para enfrentar de manera exitosa las dificultades y adversidades que la vida sin duda alguna les pondrá en su camino.

El adecuado acompañamiento en los primeros años de nuestros hijos, les dará una manera de concebir el mundo, será como un filtro por el que indudablemente pasarán todas las decisiones que enfrentarán en su andar. De ahí la importancia, sobre todo de la madre, de estar cerca de su hijo durante sus primeros años de vida.

Pero tenemos que reconocer que existen momentos y dificultades que obstaculizan los objetivos y deseos que tenemos con respecto a la crianza de nuestros hijos.

Debemos de entender que las Mamás también tenemos, hoy más que antes, actividades de carácter laboral para sacar adelante a nuestra familia y también problemas propios, que no tienen nada que ver con el rol de madre, sino con otras cuestiones de diversos tipos y que pueden complicar la labor de acompañante “de tiempo completo” y guía de nuestros hijos, por lo que en ocasiones no es falta de voluntad o de amor, por las que se llevan a cabo conductas en la crianza de los hijos que pueden tener consecuencias desafortunadas o distintas a nuestros verdaderas intenciones.

Por otra parte, los hijos igualmente experimentan momentos difíciles de transitar, momentos en los cuales vivirán un desequilibrio, donde se enfrentarán a circunstancias en las que lo aprendido en casa se verá confrontado por nuevos aprendizajes y distintas maneras de concebir la vida, por lo cual en algunas ocasiones los jóvenes sienten una gran inquietud por experimentar cosas nuevas, aunque éstas contradigan principios fomentados en familia.

La adolescencia es una etapa en la que nuestros hijos se enfrentan a una gran necesidad de independizarse y de conocer el mundo bajo sus propias vivencias, corriendo muchos riesgos al hacerlo, como por ejemplo comenzar a consumir drogas, sexo sin protección, conductas antisociales, desacato de reglas en la casa o escuela, son solo algunas de las conductas que pueden reflejar un desequilibrio y una necesidad de orientación adecuada para manejar efectivamente los estímulos que se enfrentan en esta etapa.

¿Qué hacer cómo madres para apoyar a nuestros hijos durante la adolescencia, sin descuidar nuestras labores e incluso nuestra persona en general?

Diversos expertos en el tema recomiendan las siguientes acciones para el acompañamiento de nuestros hijos:

Confiemos en ellos, démosles su espacio y su libertad; fijemos normas y consecuencias cuando no se cumplan; no olvidemos ser cariñosas con ellos, un abrazo de madre es más poderoso que muchas medicinas y terapias; seamos un ejemplo para nuestros hijos; hablemos claro con ellos, sin amenazas ni ironías; respetemos su intimidad y su espacio; démosles su lugar y valoremos sus opiniones y sobre todo acompañémoslos con empatía, serenidad y paciencia.

Ahora bien, en cuanto a nosotras, criar un hijo no significa renunciar a nuestra vida y a nuestra persona. Nuestra felicidad va primero para poder compartirla con nuestros seres queridos. Es necesario que encuentres tiempo para ti misma, para seguirte preparando, para hacer las cosas que te gustan hacer, pero sobre todo para dedicarte tiempo para ti misma, para sentirte bien con tu cuerpo, para verte al espejo y verte bella.

En Fundación del Conde te entendemos y te damos la mano por medio de nuestro programa “Mírate y sé Feliz”, en donde trabajamos en conjunto para que vuelvas a sentirte bella, pero, sobre todo, valorada. Nuestro objetivo es encontrar juntos la mejor versión de ti misma, para que recuperes esa sonrisa que refleja tranquilidad, seguridad y felicidad.

Para lograr todo esto te ofrecemos acompañamiento psicológico, asesoría nutricional y diferentes recursos mediante el uso de aparatología correspondiente a la medicina estética y en algunos casos incluso cirugía Estética para corregir lo que el tiempo y los malos hábitos han afectado en nuestro cuerpo, todo esto sin costo alguno y una vez que se cumplen con Protocolos específicos para ingresar a la fundación, sin perder de vista que le tendemos la mano a quien no cuente con recursos suficientes para hacerlo.